Una terapia de expresión cura enfermedades, el stress, la ansiedad y otros trastornos y se concentra en el potencial creativo y expresivo de la persona, promoviendo así el bienestar físico, mental y espiritual.
Toda persona es capaz de ser creativa y esto es una necesidad, un impulso innato en el individuo y allí reside la gran fuerza terapéutica del arte. Posibilita expresar nuestros sentimientos, emociones y pensamientos aportándonos seguridad y confianza en nosotros mismos.